lunes, 10 de diciembre de 2012

Qué destino tan cobarde para una mujer tan valiente, por más que quiso derrumbarte nunca pudo, y jugó la carta irremediablemente más fuerte: la muerte... Y aun a ella te fuiste sonriente, a minutos estabas del último adios y nos dejaste la imagen de como querías ser recordada. Bordaste la imagen de la INOLVIDABLE GRAN SEÑORA, altiva ante los desaires de la vida, nunca te agachaste ante nada, te sobraban ovarios para dar la cara, eras mucha dama pa’ que las traiciones te tumbaran. Nunca dejaste que la corriente te arrastrara, de tu publico te sujetabas, tu alma hecha jirones por tu voz les entregabas y ellos te acariciaban con aplausos y te la devolvían sanada, entera y bendecida, y así te reconocías... Eras con Dios y con la vida, agradecida. Reclamó tus restos, el viento, las alturas, porque no hay tumba para una mujer de tu estatura. Las olas de tu Playa Larga se han quedado mudas, guardan ese silencio del luto y de la espera... Despertémosla, no la dejemos dormir, cantemos todos por ella, como ella cantó por todos nosotros: ¡Qué viva siempre LA DIVA, JENNI RIVERA! -ISABEL MIRANDA DE ROBLES (MI HUMILDE TRIBUTO A LA DIVA DE LA BANDA, JENNI RIVERA)

2 comentarios:

  1. Indudablemente, lo mejor que podemos regalar a alguien es aquello en lo que somos capaces de movernos y expresarnos, como es tu caso.
    Enhorabuena.

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  2. Muchas gracias, Aurora, que lindo comentario. Un abrazo

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