Te rogué
porque valías la pena,
no por falta de dignidad.
Te extrañé,
porque fue hermoso el tiempo compartido
no porque vivir sin ti no pueda.
Te pedí perdón
porque reconocí mi error,
no porque sea débil mi corazón.
ISABEL MIRANDA DE ROBLES
domingo, 9 de octubre de 2011
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EXCELENTE EQUILIBRIO.
ResponderEliminarIsabel, la humildad de reconocer los errores propios genera fortaleza de espiritu, capacidad para rectificar y continuar. Errar es de sabios dice el refranero popular, reconocerlo es de inteligentes.
ResponderEliminarHermoso poema.
Abrazos
Gracias, Reltih, siempre puntual en mis letras. Un abrazo poetico.
ResponderEliminarFelicidad, que hermosas palabras me dejas. Tu comentario dignifica este sencillo poema. Un abrazo de todo corazon. Gracias infinitas
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